PARROQUIA PURISIMA CONCEPCION
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HOMILIA O SERMÓN DE LA FIESTA PATRONAL 2025

Palabras de uno de vuestros párrocos que os conoce y os quiere...

 

 

PURISIMA

    Hoy miro a la purísima, patrona de El Palmar y veo cuatro mensajes que emanan de su efigie. 

    La primera tiene que ver con su impronta. Porque esta imagen no es sólo patrona de nuestro pueblo o casi ciudad, ademas es patrona de España, puesto que fuimos los españoles los que más presionamos para así fuese declarada. Y entre ellos con un lugar muy destacado uno de nuestros obispos: el obispo Trejo pues durante su pontificado dio muchas muestras de ello. Pero mi hipótesis va más allá. Si os fijáis en ella, es idéntica simbólicamente a la Virgen más famosa de Hispanoamérica, la madre de Guadalupe. Que no sólo lleva un nombre hispano, sino que ademas es una efigie de la Inmaculada y que pocas veces se pone de manifiesto que es la patrona de España. La han llegado a comparar con la diosa mesoamericana Tonatzin, pero nadie dice que es la plasmación de la patrona de nuestra tierra desde las amargas e inútiles guerras de Flandes, que maldita la necesidad que tuvimos de ellas. Vestida de sol como nuestra purísima, Guadalupe tiene las manos unidas, mira al pueblo, como la nuestra, está coronada por doce estrellas y tiene la luna por pedestal como la nuestra, y además está embarazada como también lo está la nuestra. Y son de la misma época probablemente. Y los ángeles la asisten y la guardan como ocurre también aquí. Y sus manos juntas manifiestan claramente que ambas orillas del Atlántico estuvieron unidas. Pues no debemos olvidar que fuimos los hispanos los que descubrimos el 60% del planeta para el resto de los pueblos del mundo. La gran familia hispana tan atacada con las mentiras de la leyenda negra construida por italianos, franceses, holandeses, ingleses y por último por los estadounidenses, que pretendieron erigirse como imperios a posteriori a nuestra costa, sucumbió al olvido de su auténtico ser y sus grandes logros, con sus defectos cierto, pero no hasta el extremo de arrasar otros pueblos y lugares como sí hicieron esas naciones que he citado en el pasado. Las manos unidas de la Purisima y por ende de Guadalupe nos tendrían que recordar que fuimos y somos una sola cosa y que nuestra diversidad no debe ser causa de confrontación sino de riqueza. Esas manos nos llaman a todos los hispanos a la comunión, y a vernos libres del dragón que nos ha atacado y vilipendiado desde hace tanto tiempo. Los tiempos han cambiado, y desde luego, andar pidiéndonos ridículos perdones por hechos que acontecieron en un pasado muy lejano, y que no están suficientemente probados para una crítica histórica solvente como no pocas obras de diversa especie prueban a día de hoy, que no tienen sentido alguno y ademas muestra que es un camino equivocado que nos hace hundirnos más en una funesta mentira histórica, como es ese relato negro que fue construido por naciones que jugaron a la piratería para defender sus intereses discutibles. Esas manos unidas proponen la comunión y no la división de la que hasta el mismo Bolivar terminó arrepintiéndose pues él pretendió, manipulado por los anglosajones, reconstruir una unidad que el mismo contribuyó a destruir y que nunca consiguió restablecer. El camino entre los hispanos está en la comunión, en la unidad en la diversidad, y no en la confrontación, como promueve un sector importante del universo político y cultural hispano. Las leyes de inmigración deberían revisarse en lo que respecta a Hispanoamérica. Y la aceptación del hispanoamericano debería ser un hecho, pues después de todo, lo quieran o no algunos o muchos, somos una misma cosa. Siempre lo fuimos y nunca hemos dejado de serlo por más que nos hallamos distanciado. Somos una familia, y las manos unidas de nuestra patrona común nos lo enseñan. Y nunca deberíamos olvidarlo.

    La madre del Palmar nos enseña, en segundo lugar, que no es corredentora. La Iglesia nos lo ha confirmado recientemente. María está feliz de ser la madre de su Hijo y no necesita eso en absoluto. Es más las pocas palabras que de ella se conservan, nos indican muy bien el camino a seguir: “Haced lo que Él os diga”. Ella es feliz siendo discípula de Hijo y madre de nuestra Iglesia. Y no precisa ser mediadora de todas las gracias, porque para eso ya está su Hijo. En virtud del cual ella es Inmaculada en su Concepción. 

    La madre del Palmar nos enseña en tercer lugar que al pecado, al desamor, debemos tratarlo como ella hace con la serpiente. Debemos aprender a pisar la cabeza de semejante bicho simbólico, cuando tiente nuestro pensamiento, no permitiendo nunca que anidando con sus razones en nuestro yo más íntimo. Pues no somos lo que pensamos. Nuestros pensamientos son pájaros volando sobre nuestro cielo. Y ese cielo somos nosotros. Y todo lo que vuela en nuestro cielo íntimo no son pajaritos preciosos, también nos sobrevuelan pajarracos. Y esos nunca deben poder anidar en nuestras vidas. Que la Virgen sea nuestra patrona, como nos enseñó el párroco de Santa Rosa de Lima en años pasados, supone que ella es nuestro patrón, el patrón que debe dirigir las costuras de nuestro yo más genuino. Y en ese patrón no caben las insidias de la serpiente que nos ataca. Y no debemos permitir que se apodere de nosotros y nos dirija. Para eso es importante saber pisarle la cabeza, como el libro del Génesis nos enseña, y como nuestra imagen y la madre de Guadalupe también nos muestran. 

    Por último nuestra madre del Palmar nos muestra que en la pequeñez se pueden hacer cosas grandes. Ella no era nadie para su mundo. Y sin embargo, en su verdad histórica, ella nos dio la clave que cambiaría todas las cosas, pues la voz de su Hijo afectaría nuestras conciencias y por ende la construcción de nuestras culturas, a pesar de que en muchas ocasiones, no hemos hecho lo que su Hijo nos dice. Y así de mal nos ha ido, cuando lo hemos ignorado. Pero ella nunca ha dudado de que su Hijo es nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida. Y gracias a su fe inquebrantable la historia de salvación ni se ha interrumpido ni ha cesado. Nunca ha fracasado por duros que hayan sido nuestros derroteros erráticos. Ella nos impele a creer en nosotros mismos. Y de ella los palmareños deberíamos aprender mucho. Porque no pocas veces nos menospreciamos simplemente porque nos desconocemos. Ya no somos ese pueblo de unos pocos miles de habitantes, ahora somos la sombra de una gran metrópoli urbana. Ya no somos unos pocos miles. Somos muchos miles de habitantes. Nuestra configuración sociológica ha cambiado irremediablemente y ello demanda de nosotros nuevas actitudes. Y de hecho lo estamos haciendo muy bien, sólo que no nos damos cuenta. Y de ahí nos viene nuestra falsa sensación de fracaso. No podemos compararnos con nuestros pueblos vecinos porque ellos no tienen nuestra realidad social. Pues una masa humana como la nuestra demanda de nosotros la articulación de muchas minorías creativas para fortalecer nuestra convivencia y reconstruir nuestra identidad. Y esas minorías creativas existen y son muy variadas y lo único que debemos hacer es articularnos bien, y me consta que eso es lo que se estamos tratando de hacer, y con sus dificultades creo que lo estamos haciendo muy bien. Y somos capaces de hacer muchas cosas juntos. Una de ellas es la Hermandad de la Purísima que ahora nos propone a todos que consideremos la oportunidad de pasar nuestra procesión patronal a la mañana para realzar nuestra fiesta patronal, y conste que pienso que no es incompatible con tener otra fiesta en el verano, precisamente en el mes de la fiesta del Corpus. Ya que nuestra parroquia tiene un precioso historial de asambleas eucarísticas y de culto vinculado a ese inmenso misterio de fe. Murcia tiene sus fiestas de primavera y su feria de septiembre y nosotros también somos capaces de tener ambas fiestas. Como hemos sido capaces de sacar de la nada un encuentro precioso el domingo de Pascua, que antes simplemente no existía y todo eso hace parroquia y además construye pueblo. Y hay muchos más grupos de diversa especie como os dije, y todos construyen y desarrollan desde diversas perspectivas nuestra comunidad humana, enriqueciéndola de manera inaudita. Ninguna minoría creativa sobra si alimenta y construye el bien común de todos. Aunque no todos estemos inmersos en ellas. Así que no habléis mal de vosotros, o ya sabéis que os zumbo a todos a nuestra amada patrona para que os veáis las caras con ella. Y cuando María pone su mano os aseguro que todo mejora. Y si no que les pregunten a los novios de Caná. Así que imitemos a nuestro afamado tenista y presumamos del Palmar por todas partes. El Palmar como bandera, cuanto nos enseña ese gran joven que ha nacido en nuestro pueblo que tanto bien hace por nosotros, porque con sus sencillas pero intensas palabras nos ha colocado en el mapa internacional. Y así de no existir para los demás, ahora somos conocidos en todas partes, y os lo digo yo que más de una vez tengo que responder a los que me preguntan si soy el cura que le toca las campanas cuando gana algún trofeo. Y gana muchas veces, y que siga, así que madre acompaña con tu sagrada mano su raqueta. Con tus ojos vigílalo. Con tus manos protégelo y con tus pies sagrados defiéndelo. Tenemos un nuevo reto: ser una gran urbe aneja a una metrópoli y con nuestras preciosas minorías creativas de toda especie, lo estamos haciendo bien. Mirando a la patrona y escuchando su voz entiendo y comprendo lo que me dice, y me enseña siempre que sois un precioso tesoro. En vuestra pequeñez de acuerdo, pero ella siendo pequeña logró metas insospechadas y fue testigo de que Dios hizo a través de ellas maravillas para todos, incluso hasta para los que no la conocían ni la conocen. ¿Que trabajar por el pueblo no siempre es grato? Díselo a ella que le costó ver muerto a su precioso Hijo en sus manos, y entonces pues te callas, y pones un pie delante del otro y con todas las dificultades sigues caminando. María Purísima patrona nuestra, nos impele a fomentar nuestra autoestima pues tenemos razones sobradas para ello. Y yo, humilde párroco vuestro me siento profundamente orgulloso de vosotros y me rebelo contra quien no os quiera, por no decir que me cisco en su absurda estampa. Sois grandes y esto es lo que como vuestro padre os diré siempre. Mis hijos son lo más de lo más. Y quien no sea capaz de verlo, él se lo pierde. Sé que no sois perfectos, pero en vuestra imperfección sois grandes y quien no lo entienda que estudie. Menudo rollo os estoy pegando, pero hay cosas que aunque sean largas hay que decirlas alto y claro, al menos, una vez en la vida. Y también dejarlas escritas para que consten.

    Así que termino con las palabras de la Purísima del otro lado del océano que ellos llaman Guadalupe: “Hijo mío del Palmar, no temas ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?”. Pues cogidos de su mano, y bajo su amparo, caminemos hasta el fin del mundo y más allá. No lo olvidéis nunca. Así que terminemos esta charla tan extensa poniéndonos en pie y aplaudiendo a nuestra Señora desde lo más profunda y gritando con fuerza: ¡Viva la Purísima!¡Viva nuestra patrona! ¡Viva la madre del Palmar y de toda la Hispanidad! Y ¡Vivan también sus Hijos, los hijos del Palmar!. AMÉN.

 

 

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